En Occidente, sería en el año 1440 cuándo por fin se le atribuye la invención al Alemán Johannes Gutenberg, el llamado "Padre de la Imprenta" después de una gran controversia por disputarse la gloria de ese título entre alemanes, italianos, franceses y holandeses.
Gutenberg salió de su imprenta arruinado y se cuenta que fue acogido por
el obispo de la ciudad, el único que reconoció su trabajo, hasta su
muerte pocos años después de reconocerse el trabajo.
Tras dos años de trabajo, Gutenberg volvió a quedarse sin dinero. Estaba
cerca de acabar las 150 Biblias que se había propuesto, pero Johannes
Fust no quiso ampliarle el crédito y dio por vencidos los anteriores,
quedándose con el negocio y poniendo al frente a su sobrino, ducho ya en
las artes de la nueva impresión como socio-aprendiz de Gutenberg.
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